Por: Amalia Blanco
En coche desde Delhi, llegamos a Jaipur, la preciosa ciudad rosada y capital de Rajasthan fundada en 1727 y trazada por Jai Singh. Pasamos dos noches allí, pero el día y medio que estuvimos se me hizo demasiado breve, pero bueno… eso me pasa en casi todas partes.
Se construyó en estuco rosado para imitar la arenisca y parece que es un color que en Rajasthan simboliza la suerte. Hay muchas teorías sobre el color de la ciudad pero sería muy largo explayarme en este post.
La ciudad antigua
La primera tarde la dedicamos al callejeo por la ciudad antigua. ¡Cuánta gente!… ¡Cuántas motos!… ¡Cuanto ruido!… ¡Cuanto cazaturistas!… Por cierto: mucho cuidado con los timos. Pero, cuando enfrente del Bazar (nos encantan los bazares, los mercados, las compras) te encuentras con el Hawa Mahal (Palacio de los Vientos), todo el caos se olvida.
El Palacio de los Vientos
La imagen del Palacio de los Vientos (arte rajputa) es de esas que tienes grabada desde hace años y siempre piensas: este sitio lo tengo que conocer…
Y la primera impresión te decepciona un poco…. Está en una calle estrecha y ruidosa y no rodeada de jardines como esperarías de un Palacio así y además es sólo una fachada.
Formaba parte del Palacio y se construyó para que las mujeres del harén pudiesen observar la vida de la calle sin ser vistas.
Hay quién dice que tiene la forma de un pavo real; otros dicen que la corona de Krishna. Son cinco pisos (los dos últimos más estrechos) en los que hay casi 1000 ventanas y lo que parece es un enjambre de abejas.
Fuerte Amber
La mañana siguiente la aprovechamos para ir al Fuerte Amber (se pronuncia Amer) casi al amanecer. Es una ciudadela rajputa que se eleva sobre una colina a 11 km de Jaipur. Como tantos edificios en el norte de la India, construido en arenisca roja y mármol blanco.
Toda una experiencia subir al Fuerte a lomos de elefantes decorados, aunque creo que sufren muchísimo. Hay una asociación, Help in Suffering, que está presionando al gobierno para que construyan para ellos mejores instalaciones cerca del Fuerte.
A lomos de elefantes entras por la Puerta del sol. En el Fuerte/Palacio hay cuatro bonitos patios con edificios espectaculares.
Tres recuerdos especiales: la puerta de Ganesh, las vistas sobre el lago Maota y el Jai Mandir (Salón de la Victoria) con multitud de espejos… y por supuesto perdernos por mil y un laberintos del palacio completamente solos.
No vayas con prisas. Merece la pena disfrutarlo con tranquilidad.
Jaj Mahal
En el camino de vuelta a Jaipur paramos a ver el Jaj Mahal, un palacio en el centro de un lago que no se puede visitar y que solo vimos desde la orilla. Parece que lo estaban restaurando. Bonito y no quita tiempo a otras cosas.
Y ya en Jaipur de nuevo, otras dos visitas imprescindibles: el Palacio de la Ciudad y el Jantar Mantar.
Palacio de la Ciudad
El Palacio es desde el siglo XVIII la residencia de los marajás y lo sigue siendo en la actualidad. Tiene varios patios y edificios que han ido ampliándose a lo largo de los años. Tiene además muchas colecciones de todo tipo: alfombras, armas, manuscritos, instrumentos musicales, ropas reales, carruajes.
Todo muy bonito y opulento, pero me quedo con las cuatro puertas del patio de los amantes que representan las cuatros estaciones: la del pavo real (otoño); la flor de Loto (verano); la verde (primavera); la de la Rosa (invierno).
Nada más pasar ese patio se ve el palacio donde viven en la actualidad y que lógicamente no puede visitarse.
En casi todos los palacios veremos dos edificios: las salas de audiencias públicas (Diwam-I-Am) y privadas (Diwan-I-Khas).
En esta última hay unas vasijas de plata (cada una pesa 350 kg). Las encargó un marajá para llevarse agua del Ganges en un viaje a Inglaterra. Forman parte del libro Guiness de los records.
Jantar Mantar
El Jantar Mantar es un observatorio astronómico construido por Jai Singh, que era muy aficionado a la astronomía y a las matemáticas. Es uno de los cinco que hay en la India. Me encantó el reloj de sol.
Otras recomendaciones
El primer día tras un paseo y compras por el bazar nos fuimos al cine. El Raj Mandir es un cine espiral de color rosa (leí una vez que «a medio camino entreun templo y Disneylandia») donde ver una película Bolliwood es todo un espectáculo. Era larguísima y no la vimos entera, por supuesto. Es muy gracioso ver cómo interactúan los locales con las películas.
Y nos quedamos con ganas de dos visitas que no hicimos: los cenotafios reales (sobre todo el dedicado a los marajás) Y el Templo de Galta (también conocido como Templo de los Monos).
En otro viaje para conocer de verdad el Rajasthan, lo incluiremos y más tiempo para comprar porque es un paraíso, pero tomándotelo con calma y siempre dispuestos a dedicar tiempo al regateo.
http://www.mimundotravel.com/viajes-a-la-india/6-14-*/
