Sobrevolando Capadocia

Por: Amalia Blanco

 

En una comida familiar la primavera pasada, empezamos a pensar en la posibilidad de hacer un viaje juntas las mujeres de la familia: cinco hermanas, nuestra cuñada (una hermana más) y las hijas mayores de dieciocho años.

Éramos 12, pero nos faltaron dos. Una porque había sido mamá y otra por temas de trabajo.

Una vez decidido que queríamos hacer algo, empezó el proceso de pensar a donde. Queríamos algo cercano (solo teníamos 4 noches), pero exótico.

Nos hubiese encantado ir a Egipto, pero nos faltaban días, así que empezamos a pensar en norte de Africa…

Al final nos desviamos un poquito y  nos inclinamos por un sitio que hacía mucho formaba parte de mi “wish list”: Capadocia!.

Capadocia, tierra de caballos bellos

Está en una de las diecisiete regiones en que está dividida Turquía: Anatolia Central.

Capadocia significa la tierra de los caballos bellos y su paisaje se creó hace unos 30 millones de años, cuando las erupciones volcánicas llenaron de cenizas toda la región.

La ceniza se solidificó formando un material, la toba, que se erosiona con facilidad y que en algunos sitios se cubría con dura roca volcánica.

No es fácil llegar a ella. Volamos a Estambul y tras casi cuatro horas de escala, volamos a Kayseri. Nos recogieron en el aeropuerto para llevarnos a nuestro hotel en Urgup donde llegamos después de casi 14 horas después de haber salido de casa.

Pero este pequeño esfuerzo ha merecido mucho la pena.

Museo al aire libre de Göreme

Nuestra visita a la Capadocia comenzó visitando el museo al aire libre de Göreme. Fue declarado patrimonio de la Humanidad en 1985 y tiene la mayor concentración de capillas excavadas en roca de toda la región.

Fueron construidas a partir del siglo IX y hay más de 30. En muchas de ellas hay bonitos frescos bizantinos que representan escenas bíblicas (sobre todo de la vida de Jesucristo) de los siglos XI y XII.

Cuesta 35 liras la visita al museo y pagas 3 liras adicionales por visitar la Iglesia Oscura (Karanlik). No dejéis de hacerlo. Merece mucho la pena.

El monasterio Kizlar y las iglesias de Santa Barbara, la Iglesia Manzana (Elmali), la Iglesia Serpiente (Yilanli), la Iglesia Sandalias (Carikli) fueron otras de las que visitamos, pero había muchas más.

Ya fuera del Museo, pero cerca de la entrada, fuimos a la Iglesia Tokali, donde hay un precioso fresco del siglo IX en el que están representados los 12 apóstoles, los santos y escenas de la vida de Jesús. No dejéis de visitar su cripta.

 

Visitando los valles

Del Museo fuimos a visitar dos valles: Devrent y Pasabag, también conocido como Valle del Monje y donde empezamos a disfrutar de las Chimeneas de Hadas.

En el valle de Pasabag y tras una “escalada” complicada para nuestras condiciones físicas subimos a un mirador con unas vistas espectaculares y en el que teníamos la sensación de estar sobre un mar de sal.

El Valle de Devrent, también es conocido como Valle de la Imaginación y puedes distinguir (si te ayudan, claro) formas de animales

Tras estas visitas dimos un paseo por Avanos, que es un pueblo situado a orillas del río Kizilirmak y que es famosa por su artesanía en arcilla.

Tras una comida tardía, nos fuimos a ver atardecer en el Valle Rojo. Los atardeceres merecen la pena. Aunque estéis cansados después del día, no os los perdáis.

Y de allí fuimos a pasear por Urgup y luego a cenar al Ziggy Café. Un precioso restaurante donde cenamos maravillosamente bien por 15 euros (y con dos botellas de vino).

 

En globo por Capadocia

Nuestro segundo día empezó recogiéndonos en el hotel a las 5:30 de la mañana (la hora de recogida depende de la época del año ya que está en función de la hora a la que amanezca) para el plato fuerte del viaje: ver amanecer montando en globo.

No tengo palabras para describir la experiencia de sobrevolar Capadocia rodeados de decenas de globos de colores.

Estas fotos que os mostramos creo que lo dicen todo

 

Ciudad subterránea

Vuelta al hotel, desayuno y visita a la ciudad subterránea de Kaymakli, construida para protegerse de los invasores.

Dicen que hay casi un centenar de ciudades subterráneas de las cuales se han explorado 37. La dos más conocidas son Derinkuyu (la más profunda: 20 alturas) y Kaymakli (la más grande).

Nos comentaba el guía que empezaron a descubrirse en 1963, cuando un hombre derribó una pared y descubrió una habitación secreta que comunicaba con una ciudad subterránea. Imprescindible e impresionante visita.

 

Valle de la Paloma y el Valle Rosado

Desde allí seguimos recorriendo valles: el Valle de la Paloma y el Valle Rosado. También fuimos al castillo de Ortahisar.

Comimos en Goreme en una bonita terraza al lado de uno de los más bonitos Hamans de la región (no nos animamos, pero debe merecer la pena..). Después de comer, visitamos la población de Mustafapasa, antiguo asentamiento griego (también conocido como Sinasos).

 

Paseando por Göreme

Y de ahí a ver atardecer en Göreme donde además aprovechamos la tarde para ir de compras.

Conocimos la tienda de tejidos más bonita de la región. Se llama Gule Gule y es tan bonita y tan famosa que no te dejan hacer fotos sin pagar; pero como perdimos la cabeza y fuimos buenas clientas, no sólo nos dejaron, sino que el dueño de la tienda, Sedat Ikman, que es un magnífico fotógrafo, nos hizo fotos muy chulas.

Cenamos en Uchisar en un restaurante que se llama Sira.

Y de ahí a dormir para madrugar al día siguiente para viajar a Estambul

 

Recomendaciones

• Primavera y otoño son las mejores épocas para viajar a Capadocia
• Para dormir, Urgup, Göreme y Uchisar son las mejores opciones
• Madrugad todo lo posible para visitar Göreme. Cuanto antes vayáis menos turismo asiático encontraréis
• Nos comentan que merece mucho la pena el mercado semanal de Urgup, pero no coincidimos
• No dejéis las compras para Estambul. Hay tiendas maravillosas y muy auténticas en casi todos los pueblos
• Todo está muy cerca, así que os recomiendo comidas y cenas en los diferentes pueblos para pasearlos y vivirlos
• En dos días ves todo lo imprescindible, pero ojalá hubiésemos podido estar un día más para haber hecho alguna ruta de senderismo. Creo que también las rutas a caballo merecen la pena.
• Si tenéis la suerte de que el día lo permita (a nosotras no nos lo confirmaron hasta las seis de la tarde del día anterior), el coste del globo merece muchísimo la pena. Os recomiendo que lo contratéis el primer día. Si ese día no pudiese volar, tendríais una segunda opción el segundo día.
• También imprescindibles los atardeceres. El del Valle Rojo es espectacular
• Si estáis alojados en Göreme o en Uchisar, desde las terrazas de los hoteles hay una vista preciosa del vuelo de los globos

 

Conócemos